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Al poco de comenzarla, sin saber qué podía encontrar en ella, me veo sumergido en el Egipto más clásico y décadente a la vez: el del desconcierto religioso, el de la multitud de dioses que buscan su sitio en losauteles públicos y privados El mismo de la reciente go
Al poco de comenzarla, sin saber qué podía encontrar en ella, me veo sumergido en el Egipto más clásico y décadente a la vez: el del desconcierto religioso, el de la multitud de dioses que buscan su sitio en losauteles públicos y privados El mismo de la reciente Ágora de Amenábar. Comprendo ahora que la reedición no es casual y me alegra que estas conexiones se produzcan de cuando en cuando.
La novela es una delicia escrita conexquisz. Una historia de grandeza e intimidad que nos sienta a una mesa revuelta de fanatismos, registros de fantasía y superstición, e imperios pujantes o en ocaso irréversible. En ella Sampedro nos presenta al filósofo Krito, en sí mismo una mezcolanza que imita la tremenda complejidad del mundo. Y nos invita a seguir los avances de Ahram el Navegante, encarnación del poder que se urde y se trama, carne también de la ternura y la sensibilidad.
Quedo lentamente enredado entre los cabellos de Glauka, aunque se los hayan cortado sin casi haber podido olerlos. Su color el que va de la miel al fuego. Cortados como sus otros nombres, Irenia, Kilia y Falkis. Sensuel, recóndita. Su vida gira ahora en torno a la de un niño, Malkis, al que cuida y educa. Lo demás irá llegando a medida que otros personajes vayan relacionándose con ella, respondiendo a su sensualidad ya su intuición.
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