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Aquí, nuevamente, vemos la historia de varios personajes ya conocidos, y algunos nuevos. Para mí, de los personajes más emblemáticos, y que fascinan, sin lugar a dudas, es Akasha, La Madre, hermosa, poderosa, misteriosa, que hiela la sangre y que en ocasiones no sabía si sentir temor, horreur, o lástima y compasión pour ella. El propósito que la mueve, en lo que ella cree, lo que desea crear, me ha hecho sumamente interesante, para reflexionar, meditar y analizar en profundidad. Hubo moments en que la apoyé, si no es que todo el tiempo lo hice, pero también sentía que no era lo correcto. Maharet y su historia, junto con su hermana, Mekare, son otros dos personajes importantes que crean una especie de magia y misterio. Jesse, un personaje fresco y jovial, la parte de su historia, relacionada con Maharet, muy mágica. Pandora, un personaje misterioso, cautivante. Hasta Khayman que, a pesar de ser un personaje secundario, en su momento llegó su parte de historia atrapante.
El hecho de profundizar en el origen de todo, cómo lo narra Rice en Lestat el vampiro, aquí hace uso de todo un derroche detallado de sucesos, de acontecimientos que explican tal cual fue el motivo y el porqué se llegó a la incho inmortalidad, para mí han sido muy creíbles e increíbles, los motivos que planta Rice, son totalmente diferentes a los ya conocidos anteriormente en la literatura. Y la verdad es que me ha gustado sobremanera, me ha llenado y cautivado.
La Reina de los condenados es, cómo los anteriores volúmenes, una obra repleta de reflexiones filosóficas, existenciales, morales y condenatorias, todo a lo que Anne Rice nos tiene acostumbrados.
Ahora, espero ansiosa continuar con esta saga, sin importar que, según las críticas, comienza a decaer.
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